La gamificación se basa en utilizar las mecánicas del juego más tradicionales en entornos y aplicaciones que no son lúdicas en un escenario más usual.

El principal objetivo de este tipo de proyectos está basado en la motivación, la concentración, el esfuerzo, la fidelización y otros valores positivos comunes a todos los juegos. Esta poderosa herramienta puede influir y motivar a grupos de personas de lo más heterogéneo.

La gamificación es el futuro, pero en el presente

La llegada de la web 2.0, las redes sociales y los entornos colaborativos en general, ha generado nuevas necesidades. Disponemos de multitud de perfiles, redes sociales, plataformas, en las que podemos aportar información. Ese exceso de canales de comunicación nos lo complica la labor de mantener todo al día. Por ello, la dinamización y la estimulación de los usuarios parece uno de los pilares básicos en portales de cualquier índole. 

Y es justo en este punto donde la gamificación puede jugar un papel fundamental. La gasificación permite convertir la conectividad en engagement y de esta forma, lograr que los miembros de la comunidad participen de una forma dinámica y productiva en acciones que normalmente requieren un esfuerzo y una fuerza de voluntad.

Nuestra experiencia nos ha demostrado que es un sistema que funciona a la perfección en casi cualquier entorno. Ya sea dentro del portal interno de una empresa, en el página de una marca en alguna red social o en un plan formativo, la gamificación es el principal motor que mueve a los usuarios.

Sin embargo, lo más sorprendente es que esta dinámica de convertir en juegos actividades que no tienen porqué ser lúdicas no es un fenómeno nuevo. Bien es cierto que en los últimos años, la gamificación ha despertado el interés de los principales expertos en comunicación, psicología, educación, salud, productividad y casi cualquier área de actividad humana. Incluyendo su aplicación a otros ámbitos no necesariamente lúdicos.