Es más que evidente que las marcas necesitan ser diferentes llegar al consumidor y, sobre todo, lograr emocionarle. En definitiva, llegar a su corazón. Esta idea, que hace unos años no estaba tan implementada, cada vez hay más departamentos de marketing y comunicación que centran todos sus esfuerzos en esto, en convertirse en una Lovemark.
El término de Lovemark fue acuñado por el entonces CEO de Saatchi & Saatchi Worldwide Kevin Roberts en el año 2004. Su principio básico dice que las grandes marcas son las que crean grandes relaciones con el consumidor más allá del producto.
Para que las grandes marcas puedan sobrevivir, necesitan crear lealtad más allá de la razón. Ésa es la única forma en la que podrán diferenciarse de las millones de insulsas marcas sin futuro. El secreto está en el uso del Misterio, la Sensualidad y la Intimidad. Del compromiso con estos tres poderosos conceptos surgen las Lovemarks, que son el futuro más allá de las marcas.
Así que, básicamente dejamos de centrarnos en que la comunicación de la marca con los consumidores de va a ser algo material, tangible. Es decir, dejar de centrarse únicamente en los productos Y empezar a tener en cuenta otros valores intangibles que también debe transmitir la marca.
Porque lo que hace generar vínculos son las experiencias, los estímulos y las historias que generan relaciones más cercanas, en este caso, con los clientes.
Las claves para ser una lovemark (y no morir en el intento)
Tal y como está planteado, para ser una Lovemark debemos ser capaces de:
Seducir a nuestros potenciales clientes y no clientes para generar una expectativa que se convierta en una necesidad para ellos.
Conectar con los consumidores. En la relación con ellos está la clave del éxito de nuestra marca. Debemos de ser capaces de conseguir que esta relación sea lo más cercana e íntima posible.
Generar misterio es necesario para estimular la sorpresa y la emoción. Para ello es fundamental que nuestro público no lo sepa todo sobre la marca. Así podrán imaginarse cosas y alguna forma a generar un halo de misterio muy llamativo.
Estos tres puntos son un buen punto de partida para conseguir enamorar a los potenciales clientes.
1. Hay que contar historias que importen
Una de las herramientas más potentes para convertir nuestra marca en una lovemark es el storytelling. Contar historias que sean cercanas hace que el consumidor las asocia su día día su vida normal y, por tanto, conecte con ellas. De esta forma nuestra marca estará asociada a su día día, a su vida normal. Sobre todo, a todos esos recuerdos normalmente positivos.
2. Dejar que ellos construyan la marca
Aunque muchos aspectos de la creación de una marca son responsabilidad de la propia organización, es muy positivo permitir a los potenciales cliente tener cierto control sobre la misma.
Es muy complicado conseguir algo así, pero desde todos los estamentos relacionados con la comunicación externa de una organización debemos dejar de querer controlarlo todo. El poder, como siempre hemos dicho, reciben el cliente, en el consumidor.
3. La marca debe tener un objetivo
Ya no se trata de producir o comercializar, porque ahora queremos llegar al corazón de los consumidores. Buscan que la marca tenga un propósito o una misión que llegue más lejos de la propia producción y comercialización. Básicamente esto se trata de agregar valores emocionales a la marca.
Ser una lovemark le aporta a la marca multitud de beneficios que aportan una ventaja competitiva. Para muchos es la evolución de una marca, basada en la confianza, la reputación y todos los valores que deben convertir a las marcas en algo irresistible.
Comentarios por Jorge García